España, 11 de noviembre 2024 ::: Uno de los grandes problemas del acoso escolar y del ciberacoso (ciberbullying) es
la ley del silencio que lo envuelve, un silencio social que, entre otras graves consecuencias, no permite que los casos se detecten y aborden a tiempo. Un informe desglosa los diferentes aspectos de este problema y presenta un decálogo para erradicar el acoso escolar y el ciberacoso.
El 55,1 % de las víctimas de ciberbullying niega habérselo contado a alguien, es decir, más de la mitad de las víctimas guarda silencio ante esta situación.
Esta cifra es mayor en comparación con el acoso escolar presencial donde el 38 % de las víctimas no lo explican.
En aquellos casos en que las cibervíctimas si se lo han comunicado a alguien, los amigos (78,1 %), la madre (68,7 %) y el padre (58 %) son las principales figuras a las que recurren para contar su experiencia.
Estos son algunos datos que recoge el I Estudio sobre el acoso escolar y el ciberacoso en la infancia y adolescencia en España, llevada a cabo por la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense y la Fundación Colacao.
En el marco del Día Internacional contra la violencia y el acoso en la escuela, incluido el ciberacoso, se presentó la semana pasada esta investigación realizada en 2023 con la participación de 15 Consejerías de Educación de las Comunidades Autónomas y con la participación de 20.662 estudiantes, desde 4º de primaria hasta 4º de secundaria, de 325 centros educativos de las 17 Comunidades Autónomas.
::: 1 de cada 4 ciberacosadores reconocen haber intentado quitarse la vida alguna vez
La investigación pone de manifiesto la relación entre vivir un proceso de ciberbullying con la salud mental, y en concreto con la ideación suicida.
Los problemas de salud mental pueden incrementar el riesgo de ser elegido víctima y también ser una consecuencia del acoso o ciberacoso sufrido.
En este aspecto, los resultados muestran que la exposición a la violencia, ya sea presencial o virtual, incrementa el riesgo de emplear la violencia contra uno mismo.
En el caso del ciberacoso, 1 de cada 4 ciberacosadores reconocen haber intentado quitarse la vida alguna vez (un 24,9 %), y en el caso de las cibervíctimas 1 de cada 5 (un 21,1 %).
La doctora María José Díaz-Aguado, directora de la investigación y de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, explica que los programas contra el acoso escolar deben prevenir también su actual extensión a través de dispositivos digitales.
“Los dispositivos digitales, que aumentan su gravedad al hacer que las víctimas lo sufran de forma permanente y sin poder encontrar un lugar seguro que lo detenga, inhibe la empatía de quienes lo ejercen y potencian un anonimato e impunidad de graves consecuencias. Escuelas y familias deben cooperar estrechamente en la lucha contra estas dos formas de acoso y necesitan la colaboración del resto de la sociedad”, indica la especialista.
::: Situaciones del ciberacoso
Entre las situaciones más comunes de ciberacoso que se reconoce haber vivido, de forma repetida en
los dos últimos meses son de tipo verbal y relacional.
Entre ellas se encuentran contar mentiras para causar rechazo entre los demás (5,4 %), hablar mal del aspecto físico para herir los sentimientos (4,5 %), llamar por motes, burlarse o ridiculizar (4,2 %) e ignorar a propósito, excluyéndole del grupo (3,5 %).
Se trata también de las situaciones más frecuentes en el acoso escolar presencial, con porcentajes más elevados que con TIC, Tecnologías de Información y Comunicación.
Por otro lado, teniendo en cuenta las formas específicas de ciberbullying que se pueden ejercer a través de dispositivos digitales y móviles, incluyendo los que reconocen haberlas sufrido alguna vez, las situaciones más preocupantes son:
– Enviar o publicar fotos o vídeos sin permiso o para hacer daño (8 %)
– Llamar de forma anónima para amenazar o dar miedo (6,7 %)
– Coger el móvil y enviar fotos, vídeos o mensajes malos para meterte en problemas (6 %)
– Piratear tu cuenta para hacerse pasar por ti (4,7 %)
– Crear un perfil falso con datos personales para hacer daño (4,2 %).
ciberbullying
::: Diferencias según el género
El 10,3 % de los jóvenes con acceso a internet sin supervisión adulta reportaron haber sufrido durante los dos últimos meses y de forma repetida alguna situación de ciberviolencia llevada a cabo por chicos o chicas de su edad, con una mayor incidencia en ellas (12,7 %) que en ellos (8,7 %).
Al segmentar este resultado en función de la etapa educativa, se diferencia que, el 9,1 % del alumnado de 5º y 6º de primaria; y el 11,4 % del alumnado de secundaria han sufrido varias situaciones de ciberbullying durante los dos últimos meses.
Por otra parte, en cuanto a quiénes realizaron ciberacoso, los chicos (5 %) reconocen participar en situaciones de ciberacoso con mayor frecuencia que las chicas (3,6 %).
A nivel del total del alumnado de 5º de primaria a 4º de secundaria, el 4,4 % reconoce haber participado, en los dos últimos meses, en alguna situación de ciberacoso con una frecuencia de mínimo 2 o 3 veces al mes.
De acuerdo con estas cifras significa que hay un ciberacosador por aula (estimando 28 alumnos por aula), y 134.448 alumnos de estas etapas educativas que reconocen haber ejercido este tipo de violencia con la periodicidad mencionada.
::: Factores de protección del ciberbullying
Las estrategias para proteger a los estudiantes del ciberacoso incluyen la educación sobre los riesgos de las TIC, saber dónde encontrar ayuda y fomentar la comunicación con padres y profesores.
El 85,2 % de los estudiantes recuerda haber recibido formación en su centro educativo sobre los riesgos de internet y redes sociales, lo que reduce significativamente el riesgo de acoso.
Además, el 69,4 % de los estudiantes saben dónde pedir ayuda.
En cuanto a hablar con la familia sobre sus actividades en el entorno digital, sólo el 20,7 % de la muestra lo hace de manera habitual.
Asimismo, se observa que los estudiantes que no participan en el acoso escolar o que son víctimas de él reciben un mayor apoyo familiar y tienen una mejor calidad educativa en comparación con quienes ejercen el acoso.
Este apoyo familiar contribuye al desarrollo de la empatía y a la capacidad de resolver conflictos sin recurrir a la violencia.
La seguridad de un buen apoyo familiar puede disminuir la percepción de vulnerabilidad en los estudiantes, reduciendo así el riesgo de ser víctima de acoso escolar o ciberacoso.
Esta seguridad ayuda también a que las víctimas pidan ayuda desde el principio, facilitando con ello la intervención temprana y la prevención del agravamiento del acoso.
Por tanto, es esencial involucrar a las familias en la prevención del acoso escolar y el ciberacoso, ya que su participación es crucial para erradicar estos problemas.
::: Decálogo para avanzar en la erradicación del acoso escolar y el ciberacoso
El estudio de la Universidad Complutense de Madrid ofrece diez principios básicos para hacer frente a esta situación:
– Adoptar una perspectiva proactiva, que se anticipe al acoso y al ciberbullying antes de que se produzcan, para prevenirlos.
– Enseñar a rechazar el acoso escolar y el ciberbullying como dos graves amenazas a los derechos humanos, desarrollando el compromiso de intervenir para detenerlos desde la primera señal.
– Adoptar una perspectiva de género, que ayude a construir una identidad basada en la igualdad y el respeto mutuo.
– Desarrollar las competencias socioemocionales en todo el alumnado, con las que afrontar el estrés sin recurrir a la violencia ni utilizarla contra uno/a mismo/a.
– Favorecer la inclusión de todo el alumnado en su grupo de clase y ayudar a construir simultáneamente la igualdad y el respeto a la diferencia.
– Desarrollar la autoridad de referencia del profesorado para que pueda favorecer el empoderamiento y el sentido de pertenencia al centro escolar de todo el alumnado.
– Ayudar a las víctimas a paliar el daño originado por el acoso escolar y el ciberacoso.
– Corregir la conducta de quienes ejercen acoso escolar o ciberacoso.
– Promover la colaboración de las escuelas con las familias, para que puedan transmitir su claro rechazo al acoso escolar y al cibreacoso, ayudar a quienes los han sufrido y corregir a quienes los ejercen.
– Desarrollar la colaboración de las escuelas con el resto de la sociedad.
Fuente: el puntocritico.com