Micaela Fernández. Joel tiene 12 años. Es su primer año de instituto y ya va solo a clase con algunos amigos. Este curso ya tiene móvil, así sus padres están más tranquilos. Es un niño de buenas notas y todo transcurre con normalidad, hasta que de repente, Joel empieza a estar tristón. Apenas sale porque dice que tiene mucho que estudiar, pasa mucho tiempo encerrado en su habitación, los profesores aseguran no haber notado nada raro. Pero cuando sus padres le preguntan por los amigos, por las redes sociales…. se pone muy nervioso y huye del tema. Parece que algo le está pasando a Joel: está siendo víctima de ‘ciberbullying’.
Esta semana hablamos con la psicóloga Yose Pardo sobre ‘ciberbullying’, ciberacoso o acoso virtual. Ella ha trabajado en los últimos 17 años con adolescentes con medidas judiciales y se dedica a la docencia ofreciendo talleres formativos y de concienciación sobre el acoso escolar, la prevención de adicciones y sexualidad. “El acoso virtual o ‘ciberbullying’ se denomina al acoso que se da en internet, en redes sociales o a través de cualquier plataforma digital. Sería cualquier uso de las nuevas tecnologías para menoscabar o despreciar a una persona que en este caso es la víctima de dicho daño. El ‘ciberbullying’ se puede dar a través de amenazas, discriminaciones, burlas, chantajes, desprecios de cualquier tipo de conducta de la persona víctima”. Lo que precisamente le estaba ocurriendo a Joel, el personaje ficticio que hemos inventado para introducir el tema a tratar. ¿Y cuáles son esas primeras alertas que indican un posible caso de acoso virtual? Le preguntamos a Pardo, también diplomada en Trabajo Social y Terapeuta Gestalt. En principio, asegura, habría que tener en cuenta que un menor de corta edad no debe entrar en internet solo. “Cuando son más mayores y empiecen a querer hacerlo, inicialmente deben estar siempre acompañados”, para controlar qué plataforma usan y qué contenido les aporta. “Es importante estar atentos a cualquier cambio de reacción del pequeño: tristeza repentina, aislamiento, no querer acudir a ciertos sitios o estar nervioso ante cualquier acceso a internet”.
La importancia de la prevención
“Es imprescindible estar cerca de nuestros hijos cuando acceden a internet, aproximarnos a las redes sociales que tengan y aprender qué es lo que le motiva de cada una para tener un dominio de ellas. De esta manera, en el caso de observar alguna reacción diferente del niño, podremos ver de dónde viene y responder rápidamente a este tipo de conductas. Es nuestra responsabilidad hacernos expertos en estas tecnologías aunque no sean de nuestro agrado”, opina la psicóloga.
En cuanto al perfil del acosado y del acosador, Yose explica que “no hay un perfil específico para ser víctima de ‘ciberbullying’. Cualquier persona es diferente, por tanto, cualquier elemento destacable sea físico, psicológico o conductual puede generar motivo de juicio, rechazo o menosprecio en la otra persona. El problema se agrava cuando la víctima es menor edad, ya que no tiene recursos disponibles para hacerle frente y no se siente con la capacidad de comunicarse abiertamente sobre lo que le está ocurriendo, puesto que considera que es provocado por ella misma. ¿Y con respecto al acosador? “El violento presencial suele ser una persona violenta no solo en redes sociales, sino también en otros escenarios. Tiene una dificultad enorme para sostener las emociones desagradables, sobre todo la ira y la frustración y muestra un locus de control externo que implica no asumir su parte de la responsabilidad en lo que le sucede. Las personas violentas tienen dificultad para resolver los conflictos. En cambio, el acosador que es únicamente violento en redes sociales, puede ser una persona fría y calculadora, que medita antes de hacer daño, por lo que su personalidad es más difícil de observar y detectar”.
Para la psicóloga “es una responsabilidad de todos, sobre todo de los adultos, hacernos cargo de que la violencia está muy interiorizada en nuestra sociedad. No nacemos violentos, nos vamos haciendo y conforme la sociedad nos invita a llevarla a cabo, normalizamos este tipo de respuestas, teniendo una notoriedad pública que genera mayor reconocimiento social y refuerzo positivo en el que es violento”.
‘Ciberbullying’ y ‘bullying’ tradicional
El acoso escolar ‘tradicional’ se diferencia del ‘ciberbullying’ porque es presencial y se da a través de miradas, chantajes, agresiones físicas, extorsiones, presiones sociales, etcétera, en presencia física del violento y la víctima. Y hay dos tipos de ‘ciberbullying’, explica Yose, el que se da tras un tiempo de violencia presencial, cuando la persona acosadora ve más atractivas y reforzadoras el uso de las redes para dañar a la persona. “En este caso el daño es sumativo”. Y el segundo tipo de ‘ciberbullying’, “es cuando el violento acude a las TIC para amedrentar a la víctima en una violencia premeditada y anónima. Se basa en una relación asimétrica de poder en donde hay un dominio de las redes e internet, hay un anonimato que genera mayor impotencia por parte de la víctima y los familiares y un sentimiento de desprotección frente al daño. El acoso se hace más fácilmente accesible al resto de las personas e invade la intimidad de la víctima.
Este último tipo de ‘ciberbullying’ resulta más dañino, ya que el anonimato y la desprotección causada es mayor que en el caso del ‘bullying’ presencial”. Y luego está el ‘grooming’ o ‘engatusamiento’ en castellano, añade la profesional, que es una relación asimétrica de poder entre un adulto y un menor de edad. El adulto tratará de vincular y/o engatusar al menor con el objeto de tener imágenes o vídeos del menor para obtener placer sexual. El ciberacoso se da entre iguales. Aquí no”.
¿Qué hacer en caso de detectar un posible caso de ‘ciberbullying’? “Lo más importante es hablar con el menor sin reprocharle absolutamente nada. Tengamos en cuenta que cualquier víctima de violencia se siente incapaz de expresarse por miedo y por el sentimiento de indefensión aprendida, considerando que lo que le ocurre es producto de algo que ha hecho erróneamente.
Es importante que sienta la confianza y la empatía para poder abrirse a hablarlo. Los padres y madres somos agentes importantes en su desarrollo personal. Un niño acompañado y entendido en este tipo de situaciones vivirá el amparo y la protección, favoreciendo su estima y la posibilidad de volver a comunicar cualquier dificultad que tenga. A veces no sabemos gestionar lo que le pasa a los hijos y la angustia la resolvemos o anulando lo que pasa o sobre excitándonos, lo que da lugar a que el niño se asuste y no vuelva a comunicarse. Es importante dialogar, escuchar y buscar los cauces legales para denunciar y llevar hasta las últimas consecuencias lo que le esté pasando a nuestro hijo, desde una posición templada y firme”. En España el acoso a través de las TIC’s está regulado por el Código Penal.
Fuente: http://www.mijascomunicacion.org/