Ciberacoso: el enemigo invisible

El ciberacoso parece ocupar un segundo plano en las situaciones de violencia cotidiana, pero se trata de un problema que se agrava no sólo en nuestro país y nuestra ciudad sino en todo el mundo, particularmente las naciones más desarrolladas.

La falta de conocimiento del Estado para abordar esta problemática creciente crea una suerte de desprotección principalmente en los padres de niños y adolescentes que de repente se encuentran con situaciones no imaginadas.

Incluso los niños, niñas y jóvenes deben enfrentarse a este tipo de violencia a través de internet y contra alguien “invisible”.

Efectivamente, la diferencia entre el acoso sexual y el ciberacoso consiste en que mientras en el primero es necesario el contacto físico y verse las caras, en el segundo no es necesario y puede suceder en cualquier momento, es atemporal, sin necesidad de que la víctima y el victimario se conozcan. Es más, el victimario como decíamos es “invisible”, puede crear una identidad falsa y hasta crear un perfil falso de su víctima

En Junín también son frecuentes estos tipos de ataques y por lo general no hay demasiadas herramientas a mano ni para prevenirlo ni para denunciarlo ya que respecto a esto último el municipio no posee un área específica y sólo queda hacer la denuncia presencial en cualquier comisaría, llamar al 0800 222 1717 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos o al correo acosovirtualmpf@jus.gov.ar.

AHONDANDO LA SITUACIÓN

Por supuesto que, para poder enfrentar las situaciones de ciberacoso, lo más importante es difundir algunas de sus características al respecto.

SEMANARIO accedió a un informe mundial que resulta el más completo abordaje debido a su presentación con la propia intervención de los jóvenes.

Precisamente, fue la UNICEF la que preguntó a los jóvenes qué les gustaría saber sobre el acoso y recibió una variedad de respuestas.

Además, reunieron a especialistas de la entidad y a expertos internacionales en acoso cibernético y protección de la infancia, y colaboran con Facebook, Instagram y Twitter para responder a las preguntas y ofrecer consejos sobre la manera de hacer frente al acoso en línea.

Ciberacoso es “acoso o intimidación por medio de las tecnologías digitales”. Puede ocurrir en las redes sociales, las plataformas de mensajería, las plataformas de juegos y los teléfonos móviles. Es un comportamiento que se repite y que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas. Por ejemplo:

–Difundir mentiras o publicar fotografías vergonzosas de alguien en las redes sociales.

–Enviar mensajes hirientes o amenazas a través de las plataformas de mensajería.

–Hacerse pasar por otra persona y enviar mensajes agresivos en nombre de dicha persona.

El acoso cara a cara y el ciberacoso ocurren juntos a menudo. Pero el ciberacoso deja una huella digital, es decir, un registro que puede servir de prueba para ayudar a detener el abuso.

Lo primordial para los niños, niñas y jóvenes es que ante un hecho de estas características hablen sin demora con un adulto, algo que resaltan muchos padres ya que no suele acontecer.

Entre los principales interrogantes planteados figuran: ¿cuál es la diferencia entre una broma y el acoso? ¿Por qué es importante denunciarlo?

Estoy siendo víctima de ciberacoso, pero tengo miedo de contarles a mis padres. ¿Cómo debería hacerlo?

¿Cómo puedo ayudar a un amigo a denunciar un caso de ciberacoso, especialmente si no quiere hacerlo?

¿Cómo se puede impedir el ciberacoso sin dejar de acceder a Internet?

¿Cómo puedo evitar que mis datos personales se utilicen para manipularme o humillarme en las redes sociales?

¿Existe algún castigo para el ciberacoso?

ALGUNAS RESPUESTAS

Todos los amigos se hacen bromas entre ellos, pero hay ocasiones en que es difícil saber si alguien solamente se está divirtiendo o si está acosando.

Lo importante es que quien es víctima de esto sepa que si se siente herido o piensa que alguien se está riendo de él, entonces la broma ha ido demasiado lejos. Si continúa después de pedirle que no lo haga más. Eso puede ser acoso.

Según los especialistas: “Detener el ciberacoso no se trata solamente de denunciar a los hostigadores; también se trata de reconocer que todos merecemos respeto, en línea y en la vida real”.

Detectar a un joven que está siendo acosado es a veces dificultoso, ya que la víctima siente como si la estuvieran atacando en todas partes, hasta en su propia casa. Puede parecerle que no hay escapatoria posible.

Las consecuencias pueden afectarlo, mental, emocional y físicamente. Sentirse objeto de burla o de acoso puede impedir que la víctima trate de resolver el problema y en casos extremos, el ciberacoso puede llevar a quitarse la vida.

Lo más importante es que quien padece el acoso encuentre una persona con quien hablar de lo que le está ocurriendo y los más cercanos son los padres o algún familiar, incluso algún adulto de confianza.

La escuela puede ser un ámbito para poder dar a conocer la situación planteándolo con algún docente con el que se tenga confianza.

Entre las herramientas que se pueden usar para detener el acoso en redes sociales, es directamente bloquear al acosador e informar de su comportamiento en la plataforma respectiva ya que las empresas tienen la obligación de velar por la seguridad de sus usuarios.

PRUEBAS, DENUNCIA Y REDES

Es conveniente reunir pruebas –mensajes de texto y capturas de pantalla de las publicaciones en las redes sociales– para mostrar lo que está ocurriendo, ya que para que el acoso se detenga, no solo hay que detectarlo. Es fundamental denunciarlo.

Tanto Facebook como Instagram, reciben las denuncias anónimas por acoso, las cuales pueden enviarse desde una publicación, un comentario o una historia en Facebook o en Instagram.

Desde Twitter también dicen alentar a denunciar a las cuentas que podrían estar contraviniendo nuestras normas a través de las páginas de apoyo del Centro de Ayuda o a través del mecanismo de denuncia in-Tweet, haciendo clic en la opción “Denunciar un tuit”.

LA FAMILIA, EL MEJOR REFUGIO

En el caso de niñas, niños y jóvenes se trata de lograr que pueda acceder en confianza a algún familiar, sea padre, madre o allegado al círculo íntimo. Es una de las primeras cosas que debieran hacer y también una de las más importantes.

Los analistas del tema consideran que hablar con los padres de este tema es difícil para algunos jóvenes. Pero hay maneras de facilitar la conversación, como por ejemplo explicando lo grave que es para el joven ese problema, más aún cuando muchos adultos no están familiarizados con la tecnología y no dimensionen realmente la situación.

Hay que entender que cualquiera que use las herramientas de internet puede convertirse en víctima de ciberacoso, por lo cual no sólo hay que estar atento con los hijos sino también con otros familiares y amigos, para poder en ese caso también, acompañarlos ante la posibilidad de denunciar.

Por eso resulta importante escuchar a un amigo frente a un tema semejante y acompañarlo a denunciar o explicar que no tiene por qué hacer una denuncia formal, pero sí poder hablar con un adulto acerca de lo que está ocurriendo.

No hacer nada puede llevar a la persona a pensar que todos están en contra de ella y que no hay escapatoria por eso buenas palabras, buena información e instituciones locales que comiencen a abordar esta temática, pueden hacer la diferencia.

Otro tema importante es la capacitación que deberán recibir los funcionarios de seguridad y judiciales acerca del ciberacoso. La falta de experiencia en el tratamiento de estos temas, puede complicar aún más una situación que, aunque no se note, ya es muy compleja.

CARENCIA LEGISLATIVA

Las leyes contra el acoso, sobre todo el ciberacoso, son relativamente nuevas y todavía no existen en todas partes. Por este motivo, muchos países se basan en leyes relacionadas con el acoso, como las que se refieren al hostigamiento, para castigar a los culpables.

En los países que tienen leyes específicas sobre el ciberacoso, el comportamiento en línea que intencionalmente causa trastornos emocionales graves se considera una actividad delictiva.

En algunos de esos países, las víctimas de ciberacoso pueden buscar protección, prohibir las comunicaciones de una persona en particular y restringir, temporal o permanentemente, el uso de los dispositivos electrónicos que esa persona utiliza para el ciberacoso.

Sin embargo, es importante recordar que el castigo no siempre es la manera más efectiva de cambiar el comportamiento de los hostigadores. Casi siempre es mejor centrarse en reparar el daño y arreglar la relación.


Fuente: https://semanariodejunin.com.ar

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